domingo, 1 de mayo de 2011

Día 1 de Mayo. Día de los trabajadores.

Hay palabras que suenan tan ciertas ahora como hace 125 años: "Mientras unos amontonan millones otros caen en la degradación y la miseria, así como el agua y aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencias debes ser utilizados en beneficio de todos!! Vuestras leyes están en oposición con la naturaleza. Mediante ellas robaís a las masas del pueblo a la vida, a la libertad y al bienestar. No combato individualmente a los capitalistas, combato al sistema que produce esos privilegios. Mi mas ardiente deseo que trabajadores sepan quienes son sus enemigos y quienes sus amigos. Todo lo demás merece mi desprecio" (George Engel, fue un anarquista y sindicalista ejecutado mediante ahorcamiento en la Revuelta de Haymarket,junto con Albert Parsons, August Spies, y Adolph Fischer, los "martires de Chicago" en 1886)

Hessel y los valencianos (Francesc Michavila)

El acontecimiento literario del año en Francia ha sido la aparición de un opúsculo vibrante, como si estuviese escrito con el corazón. El pequeño libro, titulado Indignez-vous (Indignaos), consiste en un alegato de Stéphane Hessel, un viejo y sabio diplomático francés comprometido toda su vida con su país. Hessel tiene 93 años. La edad del autor resalta por el verbo apasionado que emplea, con el que no duda en golpear la conciencia conformista de los jóvenes.

'Indignaos' llama a la instauración de una verdadera democracia económica y social Hessel, en su obra, de la que en tres meses escasos ha vendido más de millón y medio de ejemplares, reclama los valores de la Resistencia, plenos de una vitalidad que contrasta con la indiferencia o la apatía de muchos ciudadanos actuales, ante los atropellos o las injusticias. En el texto, en el que plasma su compromiso vital, afirma su anhelo de "velar todos juntos para que nuestra sociedad siga siendo una sociedad de la que estemos orgullosos".

Lo compré en el bulevar Saint Michel de París, enfrente de los Jardines de Luxemburgo. Sentí intensa emoción al hacerlo. No pude resistir la tentación de comprar varias copias y, a modo de regalo, difundir sus ideas. A la salida de la librería pensé en mi tierra valenciana. Pensé en las numerosas razones que tienen los valencianos para indignarse. En mi interior se juntaron sentimientos y un impacto íntimo, una llamada a la conciencia. El motivo de la resistencia, dice el autor, es la indignación. La indignación emana de una voluntad de compromiso. "Os deseo a todos que tengáis vuestro motivo de indignación", proclama con solemnidad.

La llamada que realiza el libro es una reivindicación de los valores eternos. La instauración de una verdadera democracia económica y social. Hessel se indigna porque la distancia entre el poder adquisitivo de los ricos y los pobres jamás ha sido tan grande. "El justo reparto de las riquezas creadas por el mundo del trabajo", dice, debe primar sobre "el poder del dinero". Hessel pasa revista a la disponibilidad de los recursos energéticos, a la garantía que deben tener los ciudadanos de suficientes medios de subsistencia, al derecho a una instrucción más elevada, y concluye que el salario ha de ser la base de los derechos sociales.

Tras su lectura, no es difícil sentir el espíritu imbuido de la idea de que la peor de las actitudes es la indiferencia. Que es necesaria una reivindicación del optimismo, que quizá esta sea la hora de la insurrección pacífica, y quien busca motivos para indignarse los encontrará.

Soy valenciano por los 16 costados, al modo que decía Unamuno en una carta a Cándamo en 1900 sobre su condición de vasco, y siento a mi pueblo a través de todos mis poros. Así ha sido siempre en mi vida, y por eso me pregunto ahora: ¿cómo es posible el silencio resignado de un pueblo del que antes, en la adolescencia y la juventud, presumía ante mis amigos? De su historia me sentía orgulloso, y no había conversación en la que no hallase motivos para destacar mi origen. Ahora, frecuentemente, me callo. ¡La mansedumbre! ¡La docilidad! ¿Por qué esta conformidad ante las tropelías? ¿A qué viene esta resignación, que acepta los males como inevitables? ¿Es ello propio de los "valencianos de alegría", como nos llamaba Miguel Hernández en Vientos del pueblo?

La mala imagen que se percibe fuera de lo que acontece en la sociedad valenciana es constante. Noticias de corrupciones cotidianas. Escándalos que ocurren casi a diario. Personajes oscuros, negocios inconfesables, tramas indecentes de intereses. Ante ello, una gran parte de nuestro pueblo acepta el panorama como si fuese definitivo. Muchos miran hacia otro lado. ¿Tan baja es nuestra autoestima? Parece como si estuviésemos en el paraíso de la ignominia.

¿Por qué? ¿A cambio de qué este silencio? Los datos por los que se mide la situación de la sociedad y el estado de la economía no justifican ningún tipo de complicidad. El paro en la sociedad valenciana es superior a la media española, y la comparación evoluciona a peor. El nivel de formación es inferior. En valores relativos, la renta per cápita de los valencianos empeora. Parece como si fuésemos un pueblo insustancial, sin alma, al que nada le duele y todo le resbala. En pocos lugares, en pocas sociedades, podría tener tanta validez el alegato de Hessel como en nuestra amada tierra valenciana. Es como si estuviese hecho a propósito para los valencianos.

Indignarse es el primer paso que hay que dar para creer en un pueblo como proyecto colectivo, para avanzar por el camino que nos permita llegar a sentirnos orgullosos de cómo somos. Es la hora de la indignación para los valencianos. Indignación, sí; pasividad, no. Acaso sea también la hora de la insurrección pacífica, pues no somos un pueblo derrotado. Cierto es que de tanto conmemorar derrotas nos hemos acostumbrado a tenerlas permanentemente en la retina.

El valenciano es un pueblo con muchas virtudes. Ama la vida, es innovador, el arte y la música le definen. Le gusta viajar, es vitalista. Es festivo. Es laborioso. Es creativo. Por ello, y por otras muchas más razones, ha de ser consciente de sus valores, ufanarse de ellos y reivindicarlos permanentemente. Fuster le dio un proyecto de futuro, su pensamiento lo vertebraba; pero, si no es ese, que sea otro, pero que sea uno. Durante siglos el valenciano fue un pueblo de resistentes. ¿Qué complejo esconde ahora para no seguir siéndolo? Debe levantar ya la voz, y decir basta.

Valencianos: indignaos.

http://www.indignaos.com/

Francesc Michavila es catedrático de Matemática Aplicada y director de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria de la Universidad Politécnica de Madrid.

miércoles, 19 de enero de 2011

Arquitectura Milagrosa (www.islasterritorio.blogspot.com) Art. de Fedérico García Barba



Durante los últimos quince años numerosas ciudades españolas han visto surgir en sus entornos urbanos más privilegiados una serie de edificios extraordinarios, cada vez más espectaculares y extravagantes. Ello ha sido el resultado de la conjunción entre unos políticos creyentes en el taumatúrgico papel transformador de la arquitectura y unos arquitectos estrella, ególatras hasta extremos inconcebibles.

Este libro es una reflexión sobre esta circunstancia y una recopilación de varios relatos sobre esa producción arquitectónica grandilocuente realizada en unas cuantas ciudades españolas. Se refiere a Bilbao, Valencia, Santiago de Compostela, Zaragoza, Barcelona, Madrid, etc. en las que se han producido (y siguen produciéndose) las mas disparatadas apuestas en aras de una deseable concentración icónica de hitos urbanos de aparente referencia a nivel mundial.

<---Todo ello ha sido posible gracias a una época de gran bonanza económica en España, caracterizada por una amplia disponibilidad de recursos públicos y privados. La conjunción entre una etapa de gran crecimiento del sector de la construcción, la generación de beneficios asociada, junto a la entrada de ingentes subvenciones procedentes de los fondos estructurales europeos, ha permitido que los responsables políticos de autonomías y ayuntamientos hayan dispuesto de excedentes presupuestarios para dedicarlos a todo tipo de actuaciones megalomaníacas y altamente innecesarias. Las coartadas para realizar estas inversiones escandalosas siempre han estado ligadas a la provisión de nuevos servicios culturales y deportivos, concebidos como el nuevo campo espectacular que genera mayor atractivo popular junto a la estimulación de una especie de turismo peregrino a la visita de esos nuevos santuarios contemporáneos. La construcción de todo tipo de infraestructuras dotacionales, museos, auditorios, centros de congresos, estadios, etc. ha sido el motor de esta hornada de desafueros que ha generado uno de los mayores espacios de despilfarro de los recursos públicos en la historia reciente de este país. El falso argumento utilizado para avalar apuestas disparatadas, ha sido la necesidad de determinadas ciudades de propiciar un renacimiento económico, de establecer una nueva conexión con la escena internacional a través de la promoción de eventos espectaculares. Según esa mitología aquellas regiones que no generan un acontecimiento que se refleje masivamente en los medios, corren el riesgo de un declive irremediable en esta etapa de globalización galopante a nivel mundial. La verdad es que en esta epidemia de construcción de todo tipo de iconos arquitectónicos se ha producido una conjunción de egos extremos para generar una serie de lugares en los que expresar el deseo de gloria y trascendencia hacia el futuro tanto de los responsables políticos promotores como la de aquellos arquitectos que se consideran a sí mismos una reencarnación contemporánea de las grandes figuras de la historia del arte. Santiago Calatrava, por ejemplo, que se ve a sí mismo como una especie de Leonardo da Vinci, a la vez arquitecto, escultor e ingeniero. Como diría un compañero de una manera cínica, los arquitectos son aquella especie animal más cercana a Dios. El libro de Llátzer Moix relata con todo lujo de detalles cuales han sido ese abanico de argumentos y coartadas que han utilizado tanto políticos como arquitectos, para justificar ante la población las más disparatadas apuestas edificatorias, muchas de ellas realizadas sin control ni freno de ningún tipo. El texto incluye múltiples peripecias auspiciadas por algunos representantes con responsabilidad en las instituciones locales y regionales del estado español. Abarca ejemplos increíbles del descontrol que ha supuesto este tipo de acciones en la administración de unos recursos públicos que se han hecho escasísimos de repente con la crisis económica actual. Un posible resumen de esta etapa histórica que se haga en el futuro debería calificarse como mínimo de irresponsable.---> <---


Espacio de acceso al museo Guggenheim. Bilbao, 1997. Frank Gehry, arquitecto

Según Moix el origen de este cúmulo de despropósitos estaría en la transformación experimentada por la ciudad de Bilbao y la construcción del museo Guggenheim. De acuerdo a su planteamiento, la mayoría de la población identificaría en ese caso un proceso exitoso de reconversión urbana a partir de una imagen arquitectónica determinada. Por el contrario, la realidad es que las consecuencias favorables para la ciudad fueron el resultado de una operación de renovación urbana de gran alcance, largamente pensada y programada y no el resultado de un milagro icónico como el que representa ese edificio concreto.
El caso de Santiago de Compostela y su futura Ciudad de la Cultura quizás podría ser el ejemplo más significativo de toda esta serie de desatinos que han adjetivado a la arquitectura más reciente realizada en España.
En esa iniciativa, todavía inconclusa después de superar ya más de una década de gestación y la inversión de ingentes cantidades de dinero público, se han reflejado de una manera más extrema las consecuencias de una concepción espectacular de la arquitectura; aquella en la que confluye la búsqueda de una inasible gloria política y las paranoias artísticas de algunos arquitectos contemporáneos reconocidos internacionalmente. Todo ello, apoyado en un despilfarro extremo e inconsecuente de los recursos públicos obtenidos a través de los impuestos.
En la monumental y mastodóntica Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela, los protagonistas principales son un político de larga trayectoria -Manuel Fraga- con voluntad de trascendencia histórica y un teórico vanguardista –Peter Eisenman- con escasas obras de dimensión y muy acostumbrado a desenvolverse en los foros académicos universitarios.


Grado de ejecución de la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela en 2008. Peter Eisenman, arquitecto

Según la descripción realizada por Llàtzer Moix, el gobierno de la comunidad autónoma gallega convocaba en 1999 un concurso internacional de ideas para la realización de una inconcreta instalación destinada a todo tipo de supuestas actividades culturales. Se estimaba entonces que podría tener una superficie construida superior a los 60.000 m2 que se desplegarían sobre una parcela de7 hectáreas, situada a las afueras de la ciudad histórica de santiago en el monte Gaiás. En la convocatoria realizada se definía un planteamiento abierto a propuestas innovadoras y fundamentalmente imprecisas, sobre cual debía ser el carácter de este nuevo equipamiento cultural. El arquitecto finalmente seleccionado fue el neoyorquino Eisenman, cuya idea suponía el desmonte de la parte superior del monte y su sustitución por una estructura edificada que remedaría la volumetría previa. El espacio resultante se trocearía transversalmente para definir unos recintos individuales destinados a centro de nuevas tecnologías, bibliotecas, teatro de música y museo.
El presupuesto inicial preveía una inversión superior a 100 millones de euros, cuya realización duraría 36 meses y sería capaz de atraer a dos o tres millones de visitantes anuales. El resultado es que estimaciones de los responsables políticos actuales ya han admitido que el gasto se quintuplicará como mínimo y las obras culminaran en 2021 si la construcción sigue el ritmo actual. ¡32 años después del lanzamiento del proyecto! Un esfuerzo más digno de faraones egipcios que de líderes de una democracia teóricamente homologada con Europa.
He aquí el resultado de una malísima inversión pública que se gesta con la coartada del aumento del atractivo turístico de un lugar pero cuyas verdaderas razones tienen más que ver con el deseo de un político concreto de pasar a la historia con una obra arquitectónica que represente su legado. Como él mismo Manuel Fraga ha declarado se hará justicia si alguien quiere ponerle mi nombre a la ciudad.
Ya en el momento del fallo del concurso la propuesta de Peter Eisenman para la Ciudad de la Cultura de Santiago se destacaba por la indefinición de aspectos significativos tales como fachadas y cubiertas y el excesivo tamaño lo que originará severas desviaciones presupuestarias, tal y como se exponía en el voto particular de uno de los miembros del jurado, el arquitecto Wilfred Wang.


Palau de les Arts y Hemisferic. Valencia, 1998 y 2005. Santiago Calatrava, arquitecto, ingeniero y escultor.

Una narración igualmente ejemplar sobre la creencia en una arquitectura salvífica es la que relaciona al valenciano Calatrava y su ciudad de origen. Allí ha logrado realizar un conjunto de edificios e infraestructuras ingenieriles caracterizado por la desmesura y que ya en 2007, superaban los 1.100 millones de €uros de inversión conjunta.
La ristra de edificios monumentales realizados en el cauce del río Turia por este arquitecto taumatúrgico, constituyen una muestra más del síndrome del traje del emperador. Una especie de enfermedad epidémica que ha aquejado a numerosos responsables políticos españoles y al que ya me referí en relación a sucesos similares ocurridos en mi propia ciudad.
Calatrava se caracteriza por minusvalorar el posible esfuerzo de las estructuras, el regusto formal y una excesiva afición por el ornamento superfluo. Para él, la cuestión funcional que motivan en origen a los edificios así como la necesaria racionalidad de las estructuras son lastres engorrosos a los que no hay que prestar mucha atención. Lo importante es el gesto que fundamente el carácter icónico de sus propuestas, siempre vagamente relacionadas con las formas naturales y la biología. Un ejemplo de esta deriva formalista es la que representan sus puentes en los que ha habido que reconstruir los ríos una vez ejecutada la estructura y en los que sus cables no son realmente soportes sino afeites para conseguir una imagen determinada.


Museo de la Ciencia Príncipe Felipe. Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Santiago Calatrava, arquitecto.

Esta despreocupación por la razón funcional de edificios y estructuras ha llevado siempre aparejada la improvisación y los excesivos sobrecostos, a lo largo de la ya dilatada trayectoria del arquitecto valenciano. Calatrava ha arruinado a más de uno como lo ocurrido con el descrédito del líder sindical sueco que solicitó su asesoramiento para lograr una obra residencial relevante en su ciudad, Malmö. Es el ejemplo extremo que representa el edificio bautizado como torso girado, o Turning Torso; una torre residencial cuyos problemas estructurales, derivados de un capricho formal, y la grave indefinición técnica de su proyecto casi logran que no pudiera llevarse a cabo.
Por el libro desfilan también otros inefables representantes de esta fauna desgraciada que ha representado a la arquitectura contemporánea en las dos últimas décadas. Frank Gehry, Jean Nouvel, Zaha Hadid, Dominique Perrault, etc. Arquitectos capaces de convencer a los más reticentes auditorios y personajes, basándose en sus increíbles dotes retóricas y en la exhibición de supuestas capacidades artísticas que son solo ensoñaciones sin un soporte en un conocimiento técnico real.
Pabellón Puente. Zaragoza, 2008. Zaha Hadid, arquitecta

La arquitectura milagrosa de esa pléyade de arquitectos estrella de renombre mundial ha encontrado en España un caldo de cultivo ejemplar, que ha tenido emuladores aplicados en muchos otros lugares del mundo, como la ciudad de Dubai. La confianza puesta por políticos y empresarios en estos timadores de última generación es el exponente último de la acuciante necesidad de todo tipo de ciudades, grandes y pequeñas, de contar con herramientas renovadas para el aumento del atractivo en la despiadada batalla por la hegemonía y el poder global.
Una consecuencia de su papel hegemónico en el espectáculo mediático es el afán de muchos arquitectos por lograr encargos en unas condiciones similares, olvidando las verdaderas necesidades de sus clientes privados y públicos. Sin embargo, la actual crisis de escasez de recursos tiene visos de una larga duración y reclama un cambio en las actitudes políticas y profesionales. Pues como señala certeramente Moix, se trata de poner coto al derroche. Una obra pública que puede inaugurarse por 20 millones de euros, si acaba costando 100, la administración deja de invertir 80 de nuestros millones en obras menos vistosas, pero quizás más necesarias. Urge devolver la sensatez a la arquitectura, en especial la que se levanta con inversión pública.
Un libro muy ameno e ilustrativo, lleno de anécdotas de las tragicomedias de nuestra época, en especial sobre una cuestión que nos cuesta muchísimo dinero.--->

miércoles, 10 de noviembre de 2010

FRAGMENTO LITERARIO: LECTURA El infierno de Azaña

Perdida la Guerra Civil, Manuel Azaña se vio abandonado por casi todos los suyos y vivió huyendo de franquistas y nazis hasta su muerte, hace ahora 70 años. Extracto de un nuevo libro sobre el ex presidente de la II República

Mientras el ahora simple ciudadano Manuel Azaña vivía aquel exilio introvertido y melancólico, las autoridades franquistas incoaban en Madrid un expediente, iniciado el 31 de agosto de 1939, a quien fuera símbolo de la República. Con su casona familiar de Alcalá saqueada y posteriormente ocupada por la Falange, los servicios policiales y militares iban calificando a Azaña de persona "de carácter seco, agrio, con dureza más efectiva que real", iban tildando al político de "hábil sofista, contundente polemista y enemigo rencoroso de la Iglesia" y, en definitiva, iban desgranando los tópicos que más tarde persiguieron, durante las décadas del franquismo, al jefe del Estado republicano. Maricón, pervertido, anticlerical, monstruo, cobarde o destructor del Ejército y de los valores patrios fueron lugares comunes de una de las campañas de desprestigio más sistemáticas y brutales de la España contemporánea.
Diplomáticos mexicanos protegieron al ex jefe del Estado español en sus últimos meses de vida azarosa en Francia
Cuando el tribunal de depuración dictó su sentencia, en abril de 1941, Azaña ya había muerto, aunque esa circunstancia no impidió que fuera condenado al pago de 100 millones de pesetas, una fortuna para la época.
(...) La incomodidad y el nerviosismo de todos aumentó enormemente cuando el 1 de septiembre de aquel año (1939) la Alemania nazi ocupó Polonia y obligó a Francia y el Reino Unido a declarar la guerra a Hitler. El temor a una invasión germana del territorio francés y los recelos hacia la posibilidad de que Suiza pudiera perder su neutralidad llevaron a los Azaña Rivas a sopesar la posibilidad de trasladarse al oeste de Francia. "No creo que Franco vaya a buscarnos a Burdeos", fue el comentario esperanzado de don Manuel. Se equivocaba, no obstante. De este modo, el grupo refugiado en Collonges-sous-Salève recogía la sugerencia que les había hecho Carlos Montilla, ex embajador republicano en Belgrado y La Habana, un diplomático demócrata y admirador de Azaña, a quien había visitado en su refugio alpino. Así pues, a mediados de octubre, Manuel Azaña y su inseparable cuñado realizaron el largo viaje desde Collonges-sous-Salève hasta Arcachon en ferrocarril, y no por carretera, dadas las dificultades para conseguir gasolina y permisos de circulación en Francia una vez iniciada la guerra. Guiados por Montilla y por su mujer, que ya se habían instalado en Pyla-sur-Mer, llegaron a aquel paraje de la costa atlántica, famoso por sus inmensas dunas, muy cerca de Arcachon y a 50 kilómetros de Burdeos.
(...) A medida que pasaban los meses de su exilio francés, el ex presidente se iba desilusionando de la actitud del país vecino, esa Francia a la que él había admirado, casi reverenciado, desde su juventud. Pero cuando llegó la hora del destierro, Azaña se percató de que, junto a una minoría de franceses, que lo saludaban y lo elogiaban en la calle, el resto de ciudadanos y, de manera especial, las autoridades adoptaban una actitud despectiva no tanto hacia su persona, sino, lo que era más grave, hacia el régimen republicano que él había encarnado. Así pues, sus críticas hacia la cínica e injusta política de no intervención durante la guerra se vieron acrecentadas por el trato que se daba a los españoles en los campos de concentración del Mediodía francés, por la escasa consideración que recibían los combatientes de la República y, en suma, por el menosprecio del que eran objeto unos soldados y civiles que habían defendido en España la libertad de Europa.
Esta actitud miope y cobarde de los gobiernos de París le indignó mucho. No fue el único refugiado de talla que dejó constancia de su decepción con Francia. La abogada, miembro de Izquierda Republicana y diputada Victoria Kent, enviada por el Gobierno en 1937 a la embajada en París para canalizar la salida de los refugiados, se vio forzada, tras la entrada de los nazis en la capital francesa en junio de 1940, a vivir de forma clandestina durante cuatro años para evitar que la Gestapo y la policía franquista la detuvieran y la deportaran a España para ser juzgada y "probablemente fusilada", como dijo ella misma. Con el nombre falso de madame Duval, y protegida por la Cruz Roja y la Resistencia, Kent pudo observar la actitud de los franceses, que osciló entre el colaboracionismo y la oposición, pasando por una gran mayoría acomodaticia.
(...) Los temores a que Azaña fuera detenido por la Gestapo, que dominaba la zona de Arcachon y toda la fachada atlántica francesa hasta la frontera con España, se volvieron más fundados cada día que pasaba, y por ello los diplomáticos mexicanos, que se habían hecho cargo de su protección, recomendaron su desplazamiento hacia el sureste de Francia. Es importante reseñar que los terribles oficiales nazis actuaron durante aquellos tiempos a las órdenes de la policía franquista en lo que se refería a la persecución y detención de dirigentes republicanos, y el ex jefe del Estado era, por supuesto, una de las piezas más codiciadas por el nuevo régimen fascista. De hecho, el cuñado de Franco y ministro de Exteriores, Ramón Serrano Súñer, puso especial empeño en que Azaña fuera extraditado, si bien no logró su propósito. Convencido, pues, por los mexicanos, el matrimonio Azaña Rivas decidió finalmente abandonar Pyla-sur-Mer. Su secretario, Martínez Saura, refirió en sus memorias la marcha de Azaña, a finales de junio, desde Pyla-sur-Mer hasta Montauban, una pequeña ciudad de provincias cercana a Toulouse. (...) El grupo salió de Pyla-sur-Mer con los nazis pisándoles literalmente los talones.
(...) Todo el cuadro se había oscurecido aún más desde que la pareja recibiese la noticia de que la Gestapo y la policía franquista habían detenido a Cipriano Rivas Cherif (cuñado de Azaña), Carlos Montilla y Miguel Salvador, un ex diputado de Izquierda Republicana en Pyla-sur-Mer, el 10 de julio, poco después de la marcha de los Azaña Rivas. Los tres fueron extraditados casi de inmediato a España, donde fueron juzgados en consejo de guerra sumarísimo y condenados a la pena de muerte, una noticia que fue conocida a finales de aquel septiembre. (...) Azaña, que había sufrido un amago de infarto cerebral al conocer aquella noticia, ya casi no podía ni hablar y estaba, por tanto, incapacitado para realizar ningún tipo de gestión. Sólo acertó a decir en una ocasión: "¡Bien saben lo que me han hecho! Esto sí que no lo resisto!".

Ciudadano Azaña, de Miguel Ángel Villena. Editorial Península. Precio: 23,90 euros.

viernes, 22 de octubre de 2010

DIVAGACIONES URBANAS (desde Berlín): ESOS TONTOS VILLENEROS



Esos tontos Villeneros… esa frase tan denigrante es la que he tenido que escuchar en determinados círculos técnicos como jornadas sobre Ferrocarril o sobre Urbanismo, provenientes de prestigiosos catedráticos e ingenieros de las ramas correspondientes, conocedores muy bien ellos de la realidad Alicantina y Villenense. Pero para ser justos, esos calificativos tan despectivos eran realizados desde la tribuna con un tono cariñoso, y con el objetivo de advertir y prevenir, sabidos de la presencia de Villeneros en la sala. Y para ser sinceros y autocríticos, una frase que bien nos tenemos merecida.


Y en que se justificaban estos ponentes para decir tal blasfemia: En el gordo. El premio gordo de la lotería que Villena había recibido al ser designada para ser parada de la nueva línea de AVE y ser sede de una las 8 Plataformas Logísticas que la Generalitat Valenciana planea construir con la intención de convertir la comunidad en la puerta sur de las mercancías en Europa. Premio que viene más bien por la gran situación geográfico-estratégica de Villena, que por las demandas enérgicas de la sociedad Villenense, las cuales no quisiera infravalorar.
Y no saben hasta que punto estos dos entes se conforman como la gran oportunidad para la ciudad de Villena desde hace 152 años, cuando se produjo la llegada del ferrocarril a nuestra ciudad. Y no saben hasta que punto me irrita y me enoja el saborear como vamos a perder esta oportunidad histórica como perdimos otras como la integración del ferrocarril con la llegada de los tramos del AVE.



¿Por qué esta es la gran oportunidad? Porque la Alta Velocidad Ferroviaria (AVF), así como la Plataforma Logística, pueden traer consigo una serie de impactos socio-económicos bestiales, unidos a tantos otros, que conformar la gran oportunidad para cambiar nuestro modelo productivo, un modelo productivo obsoleto e incompetitivo en esta economía global, que arroja datos negativos de desempleo mes tras mes en nuestra ciudad, al modelo que nos hará salir de esta crisis y que colocará nuestra economía nacional a la par de el resto de países desarrollados: la economía creativa de las personas, es decir, la economía de la investigación, del desarrollo y de la innovación, que unidas a la logística, la energía, al turismo, y la industria tradicional actualizada al nuevo escenario; posibilitaran la salida de Villena de ese letargo crónico que todo Villenero percibe.
¿Y por qué vamos a perder esta oportunidad? Porque la mera instalación de la AVF no trae consigo estos impactos por generación espontánea, y menos por la situación difícil de la estación respecto a la ciudad y las características propias de Villena. Los impactos llegan después de que la ciudad y la región de esa estación realicen una serie de estrategias y ejecuten una serie de actuaciones que articulen y posibiliten la llegada de los impactos positivos, así como amortigüen los negativos. Villena actualmente, a falta de menos de dos años para la llegada del AVE no ha empezado hacer los deberes y no parece que empiece a hacerlo a corto plazo. Algo que nos sitúa muy lejos de competidores en nuestra situación y que llevan años trabajando en el tema. Algo que nos llevará a perder la posibilidad de un programa de máximos y nos abocará a recoger las migajas de lo que podría haber sido un gran banquete.

¿Qué debemos hacer para empezar hacer las cosas bien? Aplicar el Know-How, es decir, aplicar la experiencia y los conocimientos de otras regiones que se han encontrado con esta oportunidad antes que nosotros.
Lo primero de todo, debemos creer y creérnoslo, que Villena va a tener estación de Alta Velocidad en el 2012, y vamos a tener el amor propio suficiente para conseguir nuestros objetivos. El ayuntamiento y la ciudadanía deben ir a una, conformando un ente que vaya aprendiendo, motivándose y exigiendo resultados a las otras administraciones superiores.
Aprendiendo y motivándose a través de Jornadas y foros técnicos, conferencias, exposiciones, publicación de libros y estudios, etc... . De la redacción de una vez por todas del Plan de Dinamizacion de la AVF, que marque las directrices y estrategias a seguir, así como nos ilumine con una solución definitiva de la integración del ferrocarril convencional en un nuevo marco en el que la Estación y el Parque Logístico se conforman como nuevas piezas de un puzzle junto la pieza llamada Villena.
Ya es hora del inicio del nuevo PGOU, que sustituya al actual desfasado y atemporal, que nos trace la relación entre estos dos nuevos entes y Villena, guiando el crecimiento futuro y reformando la ciudad consolidada siguiendo las directrices del Plan de Dinamizacion.
Debemos marcarnos una hoja de ruta a corto, medio y largo plazo, e ir cumpliendo objetivos decididamente.
Y para finalizar, solicitar a la Generalitat Valenciana plazos para la construcción de la Plataforma Logística, así como exigir a esta y al gobierno central la participación e impulso en todas las actuaciones para la dinamizacion, ya sean económicas, burocráticas-administrativas, sociales o de otra índole.



Cuando uno esta lejos de casa, los sentimientos de amor-odio hacía la tierra se intensifican, te apercibes de los deficits y carencias de nuestra sociedad, así de nuestros tesoros y virtudes, llegando a ver y sentir tu hogar con una mirada diferente. Actualmente, a 2000 km de casa, me enfado y me entristezco leyendo las noticias sobre Villena, ya que según mi humilde opinión hablan de asuntos y sucesos que deberían parecernos superfluos, ya que lo que debería aparecer en los titulares es la lucha de una sociedad por sacar a flote esa gran ciudad latente y dormida. La lucha por volver a confiar en nosotros mismos y nuestras capacidades como pueblo, un pueblo que va aprovechar la gran oportunidad brindada y no la va a tirar a la basura como hiciera en tiempos pasados. Así un día de estos tendré la oportunidad de escuchar con orgullo en algún foro técnico el ejemplo de Villena a la hora de hacer las cosas bien.

jueves, 26 de agosto de 2010

Crisis de sistema y crisis de valores (Art. de opinión de José Manuel Vidal García)

La crisis que asola España no es una crisis del sistema capitalista, como se ha dicho. Es una crisis de ética. Yo no sé mucho de política, pero sí sé algo de ética. La ética es no cobrar tres pesetas por algo que vale una. Es hacer un contrato razonable a un trabajador por el razonable trabajo desempeñado. Sin necesidad de que nadie tenga que exigir el cumplimiento de unos derechos que ya de por sí se poseen.

Si yo tengo una cartera de piel, usada, y deseo venderla, es legítimo querer alcanzar el máximo beneficio. Pero si te la quiero colocar por un precio desorbitado, unos me llamarán capitalista o neoliberal: el que optimiza al máximo los beneficios; una persona normal, de a pie, me llamará por mi nombre: ladrón.

Lo que nos hemos encontrado en España es algo parecido. Por una parte, la falta de imaginación en el ámbito empresarial y por otra el hijoputismo cultural que venimos arrastrando no sé desde cuándo.

La falta de imaginación empresarial se ceba con los que menos preparación tienen, que en un país como éste, gozosamente inculto, que saca pecho por ello, porque supone la inmediata claudicación ante economías más potentes o baratas. Porque cualquier economía nos hace sombra, supone una amenaza para la modestita economía patria. Antes de que los bancos cortasen la línea de crédito que mantenía a flote a muchas empresas, eran los chinos, más baratos, los que suponían una negra amenaza para las débiles empresas españolas, especialmente en el sector textil o en el del calzado. Donde se va al día, no se investiga, no se invierte: no se innova y por tanto, no se podía competir. Antes de esto, el campo español se veía amenazado por las frutas y hortalizas que venían, por ejemplo, de Marruecos.

Alemania ya está creciendo. Como Inglaterra o Francia. España sigue y seguirá a la cola. Merced a los poderes políticos y económicos que nos rigen. Los que realmente han fallado en esta economía de supervivencia. Los que no han fallado han sido los trabajadores, la gente de la calle, la que va a la fábrica y trabaja sin cobrar. Los rectores políticos y económicos del país: esos son los que han fracasado.

El hijoputismo cultural es el hecho constatado de que en España sólo triunfa el que parece que puede repartir más puñaladas y se condena con frecuencia al más capaz por el sólo hecho de serlo. No en balde, somos el país de la envidia. Así, en los partidos políticos sólo medran aquellos que más daño son capaces de infligir a sus rivales. Sin primar la inteligencia o la capacidad de gestión. ¿Ejemplos? A millones. Pero suelen coincidir con sus líderes y sus escuderos.

Pero eso no es más que un reflejo de lo que la sociedad, el pueblo llano, ha ido haciendo con los años. El hijoputismo que se llama a sí mismo pillo o listo y que no es otra cosa que tratar de aprovecharse vergonzosamente de la situación para prevalecer, más allá de lo razonable, lo justo, lo ético. Vender el piso de la abuela, con más de 30 años, por 125 mil euros, era de listos. Montar una empresa, cobrar las subvenciones y después despedir a los trabajadores, era de listos. Hacer que la gente trabaje cada vez más por cada vez menos dinero, menos derechos, menos seguridad, es de listos. Contratar inmigrantes ilegales porque no se quejan, no se sindican, se pliegan a lo que quieras, es de listos. Pedir alquileres que superan con mucho una hipoteca normal, es de listos; cobrar intereses más altos por los préstamos a inmigrantes, es de listos. Cobrar el paro mientras se tiene un trabajo sin contrato, es de listos. Financiar antes al Cine que a la Universidad, eso es, por desgracia, también, de listos.

Ése es el hijoputismo cultural que tanto daño ha hecho a este país, que tenía y tiene los pisos más caros de Europa con relación al poder adquisitivo y que es la nación con más inmuebles vacíos del continente, con más de dos millones sin uso. Esa pillería nacional ha dado en lo que hoy tenemos: un economía desastrosa desde hace mucho, no de ahora, que no puede competir con ninguna otra; una clase empresarial más que precaria, sablista, que siempre va detrás de que le subvencionen; unos sindicatos que sólo se preocupan de no molestar al Poder, que se despreocupan de los trabajadores, un gobierno poco preparado, de pocas luces y muchas excusas, que improvisa, no planifica, al que le preocupa ganar elecciones en lugar de gobernar y una oposición que es incapaz de rebatir a un gobierno en tenderete; una intelectualidad de poco bulto, una universidad poco o nada relevante; una sociedad, por extensión, cada vez menos preparada, y por tanto, cada vez más indefensa, que tiene que tragar más y más con lo que le echen: condiciones laborales leoninas, gobiernos improvisados, corrupción por doquier, impuestos mal gestionados, niveles de paro insoportables, depreciación de los derechos fundamentales, erosión de las instituciones que la rigen.

miércoles, 28 de julio de 2010

La revolución que vivimos (Artículo de Fernando Moreno Bernal para ATTAC)

El tiempo le ha dado la razón a Marx y se la ha quitado a Lenín. El final del sistema capitalista tan sólo se da cuando este se ha extendido hasta el último rincón de la Tierra, y será un cambio de sistema universal. No será uno a uno en los diferentes Estados-nación. Lo que no obvia que sea en estos donde se desarrolle actualmente la conciencia de las contradicciones de clase, por el interés del propio capital internacional en que así sea, ya que transformados en “defensores de intereses nacionales” se divide, separa y enfrenta a una parte de la humanidad contra las otras, ocultando las contradicciones de clase e impidiendo la necesaria respuesta unitaria universal.

Vivimos el cambio más profundo de toda la historia de la humanidad. El momento histórico en que nace la conciencia de humanidad, el “alma” común de todas las culturas, civilizaciones y razas que nos permitirá unir a todas ellas en una única humanidad que nace y vive en un único mundo y que se dotará de un Gobierno mundial democrático para los asuntos que necesariamente requieren de respuestas globales: el cambio climático, la desigualdad y hambre mundial, las migraciones y el control de las transacciones financieras internacionales.

Y este cambio ya ha comenzado. Podemos decir que se inició a finales de la década de los sesenta del S. XX con la revolución del 68 que se manifestó de distinta forma en distintos lugares del mundo. Revolución cultural, de rechazo de un modelo de vida basado en el consumismo y en la deshumanización de los valores dominantes en la sociedad, en un cambio de ética social. Revolución que fue en parte causa de la crisis del sistema financiero internacional salido de la segunda guerra mundial que se manifestó en 1971, provocando, a su vez, la creación de la OPEP y la denominada crisis del petróleo de 1973. La contrarrevolución cultural dio lugar a la ideología neoliberal que se logró imponer de la mano de la violencia dictatorial en Latinoamérica y de la guerra sucia en los países de la OTAN con la operación “gladio”. En los países del denominado “socialismo real” la burocracia y el “capitalismo de Estado” los dirigieron hacia el punto en el que hoy nos encontramos.

Desde entonces la humanidad ha ido conociendo los mecanismos de funcionamiento del sistema integrado de Vida del que formamos parte y somos su conciencia, la biosfera del planeta, recibiendo avisos para que actuemos con sentido común y justicia social, porque la amenazamos con nuestro comportamiento parasitario.

Primero fue la deforestación y la desertización de más de un tercio del suelo con la pérdida de la biodiversidad asociada. En segundo lugar fue la contaminación de los océanos con su creciente acidez, pérdida de algas y plantón, poniendo a numerosas especies marinas en peligro de extinción. En tercer lugar la contaminación y pérdida de las fuentes de aguas potables que ya amenazan de muerte a gran parte de la humanidad y son motivos de guerras locales cada vez más extendidas. En cuarto lugar ha sido la contaminación del aire que ha provocado el agujero en la capa de ozono y la pérdida de protección sobre los vientos y radiaciones solares. El sistema integrado de Vida que conocemos como Gaia, la Madre Tierra, está en peligro inminente, y con ella la humanidad entera.

Hemos perdido ocasiones para ese cambio de comportamiento que necesitamos y que cada vez es más urgente: La Cumbre de Río de Janeiro en 1992, Kyoto en 1997, Bali 2007 y Copenhague 2009. Las cuatro reuniones del G 20 han sido otras tantas ocasiones perdidas.

La apertura del pozo de BP a 1.500 metros de profundidad en el Golfo de Méjico y el caos generado por “ahorrar en costes empresariales” de alcance aún indeterminado, en una zona que ha provocado en dos ocasiones anteriores extinciones masivas de la Vida en el Planeta al liberar la acumulación de metano bajo la corteza del fondo marino, es el primero de los últimos avisos. El ataque a Irán, que ya está preparado para el mes de Agosto será el siguiente, y será el detonante que unirá y hará saltar a la población árabe. El detonante de una posible tercera guerra mundial.

La crisis del sistema financiero internacional en octubre de 2008 puso en marcha un proceso imparable que arrastra a toda la humanidad a la conciencia de la necesidad de este cambio profundo de forma de vida.

De la negación de la crisis del sistema a finales de 2008 se pasó a buscar responsables individuales sobre los que descargar la ira de los damnificados. Con las reuniones del G-20 se intentó negociar una salida dentro del propio sistema, con la misma forma de hacer las cosas, con más consumo y más endeudamiento, entre “todos” (incorporando a los cada vez más fuertes países emergentes del BRIC) Con la última reunión en Canadá, vimos que eso no es posible. Las tensiones entre los diferentes Estados y actores políticos que defienden intereses contrapuestos se agudizan.

Existe una salida pacífica en la correcta dirección del “bien vivir” aceptando que tenemos que hacer las cosas de otra forma, con otros objetivos, con otros valores y motivaciones. La crisis financiera del capitalismo se supera trascendiendo el propio sistema capitalista, haciendo avanzar el nivel de conciencia de la propia humanidad. Pasando del individualista, competitivo y violento sistema actual a otro solidario, cooperativo y pacífico mediante la imposición de un impuesto a los especuladores, tanto en las transacciones financieras en divisas como internamente en los estados-nación poniendo un impuesto específico a las inversiones especulativas en banca y bolsa, haciendo tributar a los Fondos de Capital Riesgo y aflorando el dinero negro de los paraísos fiscales y acabando con ellos. Pero esto no será posible pacíficamente por la oposición frontal de los muy escasos en número pero muy poderosos beneficiarios del propio sistema.

El año 2009 marcado por la crisis del capitalismo financiero y sus consecuencias, cuando la conciencia de la necesidad imperiosa de cambiar fue acompañada por las dudas sobre la capacidad para afrontarlo e indecisiones sobre la dirección y profundidad de este cambio, hubo que organizar la esperanza en torno a unas nuevas bases éticas sobre las que edificar la alternativa económica, social y política al actual sistema. El comienzo de la revolución es un cambio cultural y ético apoyado sobre un grito de rebeldía y denuncia contra lo que hay. A los objetivos, motivaciones y valores hegemónicos del sistema por y para el capital se le contraponen los objetivos, motivaciones y valores del nuevo sistema por y para la humanidad. Al “mal vivir” actual se le contrapone el “bien vivir” que ya podemos visualizar del mañana.

El año 2010 está siendo el año en que se agudizan las contradicciones, el año de la soledad y la angustia para aquellos que todavía aspiran a volver al pasado; a retomar y revitalizar un sistema moribundo que se resiste a desaparecer sin conseguirlo, provocando un mayor sufrimiento a sus poblaciones por las erróneas medidas adoptadas por sus dirigentes, justificadas en una pronta superación de las dificultades y en un hipotético retorno a un consumo despilfarrador soportado en un crecimiento ilimitado, depredador con la naturaleza y suicida con la humanidad. Paralelamente la conciencia y la necesidad de respuestas alternativas se plasman en los pueblos del sur, la Cumbre de Cochabamba en Bolivia donde surge la conciencia de la necesidad y la fuerza para el cambio, y el SUCRE como moneda de un sistema financiero alternativo. El ataque a Irán tensionará más aún las contradicciones entre los propios aliados y defensores del sistema, creando desorden, confusión y peligro para toda la humanidad. La recaída en la crisis hará saltar el sistema financiero internacional basado en el dólar USA, dando paso a la salida de la crisis en el sistema: la guerra.

La humanidad se adentra en un periodo de agotamiento de fuerzas y cansancio, de depresión colectiva que deberemos superar aceptando los inevitables cambios en la forma de organizarnos y de relacionarnos con nuestro planeta, en armonía con la Madre Tierra. La situación límite hará florecer la necesidad de la nueva conciencia, empujando a toda la humanidad a luchar por los cambios, renaciendo en una nueva humanidad, repensándose y reorganizándose a si misma.

ATTAC ha cumplido un papel clave al analizar y desvelar el funcionamiento parasitario de la financiarización del sistema en sus últimos años de capitalismo senil, como el concienzudo de espíritu que se había especializado en estudiar no la sanguijuela, sino el cerebro de la sanguijuela. Ahora sabemos donde dirigir las acciones, que hay que controlar y como poner en funcionamiento la alternativa que existe, no sólo posible sino imprescindible y urgente.

La revolución que vivimos es universal, se desencadenará paulatinamente por zonas territoriales: Latinoamérica, el Magreb, la zona euro, etc. No se va a resolver a través de candidaturas electorales dentro de cada Estado-nación, pero debemos clamar a los cuatro vientos, en todas las naciones y pueblos diciendo en todos los posibles foros existe alternativa y aquí está. Son los pueblos, las sociedades civiles, los protagonistas del cambio. Los únicos con la fuerza necesaria para realizarlos. Los únicos que con su autoorganización generan el contrapoder creador de la nueva realidad que tendrá la fuerza necesaria para parar la guerra uniendo a toda la humanidad en una gran hermandad.